Agencia EFE
Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco volvió a presentarse en persona ante los fieles en la Plaza de San Pedro.
Esto tras dos semanas de convalecencia aislada en su residencia vaticana y 38 días de hospital por sus problemas respiratorios.
Francisco apareció por sorpresa llevado en la silla de ruedas que ya usaba por sus problemas de movilidad y recibiendo oxígeno a través de unas cánulas nasales.
“Buen domingo a todos. Muchas gracias”, fueron sus breves palabras dedicadas a los miles de fieles que habían asistido a la misa del Jubileo de los Enfermos.
Francisco fue ingresado el 14 de febrero por una neumonía bilateral, aunque logró reponerse y salir del hospital 38 días después.
Desde entonces, había permanecido aislado llevando a cabo su terapia en la Casa Santa Marta del Vaticano.
Emoción en la plaza vaticana
Hasta que este domingo sorprendió presentándose ante los fieles, que le acogieron en una plaza soleada con aplausos, emoción y gritos de “viva el papa”.
El Papa Francisco no pudo hablar demasiado ni tampoco darse un baño de masas, aunque sí pasó entre un grupo de fieles.
La Santa Sede informó después que, antes de su reaparición, el papa se ha confesado en la basílica de San Pedro, ha orado y ha cruzado la ‘Puerta Santa’ jubilar.
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Esta eucaristía estuvo presidida por el arzobispo italiano Rino Fisichella, encargado de pronunciar un texto que el papa había preparado centrándose en la necesidad de no excluir a los enfermos o personas frágiles de la sociedad.
“No es fácil”, declara el Papa Francisco
“Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar”, confesó.
En el texto, aseguraba que “la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida” pero “la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escuche la voz del Señor”.
Citó a su antecesor, Benedicto XVI, que en su encíclica ‘Spe Salvi’ sostuvo que “la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento” y que “una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana”.
“Es verdad, afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad”, sentenció.
instó a la sociedad a “no relegar al que es frágil” como, denunció, “lamentablemente vemos que a veces suele hacer hoy un cierto tipo de mentalidad”.
“No apartemos el dolor de nuestros ambientes. Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos”, emplazó.
Una vez terminada la misa fue cuando el Papa Francisco reapareció ante los fieles en la plaza, mostrando él mismo la fragilidad de la enfermedad.
Una mujer leyó después un mensaje en su nombre en el que saludaba “con afecto” a todos los participantes en la misa del Jubileo de los Enfermos.
Además, agradecía “de corazón” las oraciones por su salud.
Recursos para la Sanidad
Después, la Santa Sede difundió el texto que tenía preparado para el Ángelus dominical, publicado por escrito dada su imposibilidad de pronunciarlo.
En ese mensaje, exigió mejoras para los servicios sanitarios de todo el mundo y para trabajadores y pacientes.
“Rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones. Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada”, defendió el pontífice.
Expresó su deseo de que “se inviertan los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres”.
FF