Londres.- Amnistía Internacional (AI) ha detectado un “aumento preocupante” de las ejecuciones y condenas a muerte en 2021, con un repunte del 20% respecto al año anterior como consecuencia, entre otros factores, del fin de las restricciones por la COVID-19, según revela este martes en su informe anual.
La organización humanitaria explicó hoy que algunos de los “verdugos más prolíficos del mundo” han retomado estas prácticas aprovechando la vuelta de la actividad a los tribunales y citó expresamente a Irán, Arabia Saudí o Birmania (Myanmar). En su análisis, AI cifra en 579 el número total de ejecuciones cometidas en 18 países durante el pasado año, de las que 314 corresponden a Irán, lo que sitúa al régimen de Teherán en su tasa más alta desde 2017.
En el caso iraní lo atribuye, en parte, al aumento de las ejecuciones relacionadas con las drogas, si bien el derecho internacional prohíbe la pena capital para delitos distintos a los que impliquen el homicidio intencional, según recordó Amnistía. Asimismo, las ejecuciones se duplicaron “con creces” en 2021 en Arabia Saudí, donde durante solo un día de marzo las autoridades acabaron con la vida de 81 personas.
La secretaria general de AI, Agnès Callamard, lamentó en un comunicado que, después de reducir sus cifras en 2020, esos dos países volvieron a incrementar el uso de la pena de muerte en 2021, “llegando a violar sin reparos las prohibiciones establecidas en el derecho internacional de los derechos humanos”.
Respecto a las condenas, la organización indicó que tras el levantamiento de las restricciones por la pandemia, que habían retrasado procesos judiciales, “se dictaron, al menos, 2,052 sentencias a muerte en 56 países”, el 40% más que en 2020. Los mayores repuntes se registraron en Bangladesh (al pasar, al menos, de 113 a 181), India (de 77 a 114) y Pakistán (de 49 a 129).
“En lugar de aprovechar las oportunidades surgidas a raíz de las interrupciones de 2020, un reducido número de Estados demostró un entusiasmo preocupante al optar por la pena de muerte en lugar de por soluciones efectivas frente a la delincuencia, mostrando un cruel desprecio por el derecho a la vida a pesar de las urgentes y continuas crisis mundiales de derechos humanos”, subrayó Callamard.
A pesar de estos retrocesos, AI destacó que el número total de ejecuciones contabilizadas en 2021 constituye la segunda cifra más baja, después de la de 2020, que AI ha registrado desde al menos 2010.
FF