Naciones Unidas,.- Los países de todo el mundo están buscando a contrarreloj un acuerdo para crear un tratado con el fin de proteger los océanos antes de que este viernes se cierre la que debe ser la última ronda de negociaciones sobre esta cuestión, que lleva años discutiéndose en Naciones Unidas.
Tras no lograr un consenso el año pasado, en la que iba a ser la reunión final, los Estados miembros de la ONU iniciaron este 20 de febrero un nuevo intento para sacar adelante un tratado sobre la alta mar, que garantice la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en las áreas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales.
La sesión tiene su cierre previsto para este viernes, pero las delegaciones se preparan ya para continuar negociando hasta bien entrada la madrugada o incluso a lo largo del sábado. Aunque este jueves aún quedaban numerosos asuntos pendientes de resolver en el texto, hay esperanzas de que la negociación llegue finalmente a buen puerto, pero con un documento menos ambicioso de lo que algunas partes quieren.
“Creemos que va a salir un texto muy de mínimos”, explicó a EFE Pilar Marcos, que forma parte de la delegación de Greenpeace, una de las organizaciones que lleva años reclamando este instrumento para proteger los océanos. Sobre esa base, señala Marcos, luego correspondería a las futuras reuniones de los firmantes del tratado concretar ciertas cuestiones y hacer realidad algunos de sus objetivos principales, como la creación de zonas de protección marina en alta mar.
Las negociaciones de este pacto comenzaron oficialmente en 2018 y el objetivo era cerrarlas en 2020, pero esos planes se vieron frustrados por culpa de la pandemia de la covid-19, que obligó a retrasar todo el proceso. Luego, los países se fijaron la meta de tener un acuerdo para 2022, lo que tampoco fue posible, y ahora apuran las últimas horas de negociación para tratar de encontrar un consenso.
Entre los principales puntos pendientes figura resolver cómo se compartirán los beneficios futuros de las especies que pueden proporcionar genes patentables, por ejemplo para su uso en medicina. Numerosos países se fijaron además el objetivo de proteger un 30 % del área de los océanos para 2030, algo que muchos científicos consideran el mínimo necesario para permitir que los ecosistemas marinos se recuperen de la presión a la que están sometidos.
En los últimos días, los grupos ecologistas pidieron más flexibilidad, sobre todo a los países más ricos, para que garanticen que esos recursos se puedan compartir con el resto del mundo y para que aporten los fondos necesarios para implementar el tratado. Esta semana, el secretario general de la ONU, António Guterres, insistió a los países en la necesidad de aprobar ya este tratado para responder a la “emergencia” que sufren los océanos.
“Pueden lograr un resultado que ayude a garantizar que nuestro océanos sea más saludable, más resistente y más productivo, para beneficio de nuestro planeta y la humanidad”, dijo el jefe de Naciones Unidas en un mensaje dirigido a los participantes en las negociaciones. Según Guterres, el mundo ya no puede ignorar más la crisis en los océanos y debe acordar un marco que proteja el alta mar ante los impactos de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Entre las muchas cuestiones que deben cerrarse en las discusiones está la de dónde se establecerá la sede de la secretaría del tratado, a la que aspira Chile.
JJ