Guadalajara.- Un grupo de 13 polluelos de pingüinos Adelia, algunos de ellos importados, son criados “a mano” por un grupo de especialistas en un zoológico en México, como parte de su programa de conservación y reproducción de esta especie amenazada por los efectos del calentamiento global.
El invierno es la etapa de reproducción de esta especie que habita en el Antártico y desde diciembre pasado, como parte de un programa de conservación, el zoológico de Guadalajara cuida y protege una veintena de huevos, de los que hasta ahora han nacido ocho crías de pingüino.
Paola Mendoza, veterinaria del albergue de pingüinos del zoológico, explicó a EFE que criar a estos polluelos, además de los de la especie Gentoo, es una forma de protegerlos de su extinción debido a la crisis climática.
“Tenemos la bandera de la conservación animal, los pingüinos son víctimas del calentamiento global, sobre todo los que son antárticos, pues varias de sus especies se encuentran en peligro de extinción y poder tener aquí la especie Adelia y Gentoo sirve como una cámara de tiempo para conservar la especie y su genética”, expresó.
La crisis climática y la elevación de la temperatura de los océanos afecta el hábitat de esta y otras especies de pingüinos y los deja vulnerables, toda vez que les es más difícil encontrar las especies de pescados de las cuales se alimentan o hallar espacios con hielo y condiciones de temperatura para que puedan descansar.
En 2015, el zoológico Guadalajara comenzó la protección de la especie Adelia, una de las cuatro que habitan el continente americano, con una pequeña cantidad de pingüinos que se han reproducido desde 2018 de manera exitosa, pero siempre entre ellos mismos. Este año, los especialistas tenían como objetivo favorecer la variabilidad genética de la especie para enriquecer el linaje de la colonia y lograron un convenio con el parque Sea World para traer huevos de los pingüinos que habitan del otro lado de la frontera norte, explicó el director del zoológico Luis Soto.
“El objetivo era diversificar la genética que tenemos con los ejemplares y pudiéramos seguir reproduciéndolos manteniendo una variabilidad genética, que permitiera que se sigan desarrollando de forma sana”, señaló.
La tarea parecía fácil, pero fue titánica, pues tuvieron que adaptar las instalaciones y capacitar a los especialistas, quienes transportaron 12 huevos desde Estados Unidos hasta Guadalajara en avión privado y con condiciones especiales de temperatura y humedad para evitar dañar a las futuras crías.
Una vez en el zoológico, una parte de los huevos fue introducido a la colonia de pingüinos para que ellos mismos los empollaran y los vieran nacer, otra parte fueron puestos en una incubadora artificial con la temperatura para favorecer su desarrollo y una “nacedera” con humedad especial para ayudar a la eclosión. Un equipo de cinco veterinarios y una bióloga se han dado a la tarea de “criar a mano” a estos huevos, es decir, asegurarse que tengan las condiciones y cuidados necesarios desde que llegaron hasta que sean incorporados a la colonia que está en el albergue.
FF