Ricardo Trejo, reportero
México.- El secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, aseguró “que estamos ante una oportunidad histórica para revitalizar el diálogo político internacional, fortalecer la cooperación y la concertación entre nuestras regiones”.
Resaltó que México parte de una premisa básica: “una región más unida es una región capaz de articular soluciones compartidas y de hacerle frente a los distintos escenarios geopolíticos globales”.
Al participar este martes en Beijing en la sesión plenaria de la IV Reunión Ministerial del Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el canciller De la Fuente dijo que es urgente hacer un ejercicio crítico y relanzar un proceso de reformas que preserven el papel fundamental de la Organización de las Naciones Unidas para debatir y dar legitimidad a las decisiones colectivas de la comunidad internacional.
Precisó que estos son tiempos para un diálogo político eficiente, pragmático e inclusivo.
Juan Ramón de la Fuente, dijo en su intervención en el China National Convention Center, para fortalecer el multilateralismo con acciones que, si hoy son decididas, mañana serán decisivas para avanzar hacia ese futuro que anhelamos.
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En este sentido, dijo que son tiempos de unidad, de colaboración, y de coordinación, pero no de subordinación.
A nombre de México dio la bienvenida a todas aquellas iniciativas orientadas a la apertura y la construcción de puentes entre países, así como a los proyectos encaminados a complementar los esfuerzos nacionales, regionales y multilaterales en materia de cooperación y desarrollo.
El encargado de la política exterior del país consideró que es imperioso dirigir los esfuerzos de las naciones con un enfoque pragmático y orientado a resultados, así como continuar el trabajo en las áreas estratégicas, siendo la más importante el combate a la pobreza y la desigualdad.
Tras reiterar la importancia fundamental de una región más unida y fuerte, dijo que la paz y la seguridad internacionales, la respuesta efectiva a las múltiples crisis ambientales y sanitarias, así como la erradicación de la pobreza y las desigualdades, entre otros desafíos, dependen de un sistema internacional sólido, sustentado en la confianza mutua y en el respeto irrestricto a las reglas del derecho internacional.
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