Santa Cruz de La Palma.- Los habitantes de la isla canaria de La Palma (Atlántico) siguen con expectación la evolución de las dos coladas de lava que penetraron ayer en el barrio desalojado de La Laguna y que, convertidas hoy en una sola, parecen tomar una dirección que las alejaría de ese núcleo para dirigirse hacia la montaña.
Esa es la opción menos perjudicial para ese barrio, que vive en las últimas horas la amenaza de desaparecer sepultado bajo la lava del volcán de la Cumbre Vieja, en erupción desde el pasado 19 de septiembre, como le ocurrió hace unas semanas al de Todoque. No obstante, el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), que monitoriza la erupción y establece las medidas de seguridad en torno a ella, baraja una segunda opción: que estas coladas, ahora unidas en una sola que alcanza picos de 1.150 grados, continúen superando las diferentes vaguadas que encuentran a su paso y acaben discurriendo por la carretera de la costa, lo que causaría mayores daños.
En previsión de ese escenario, se decidió evacuar en la tarde del miércoles, con urgencia y de forma preventiva, a los habitantes de varios barrios en los que hay censadas unas 150 personas. En realidad, las evacuadas fueron unas 45, ya que el resto se había marchado por sus propios medios horas o días antes de que el comité de crisis tomara esta determinación. En total son ya unas 7.000 personas las que han tenido que abandonar sus hogares en algún momento desde el inicio de la erupción, el pasado 19 de septiembre.
En cuanto a la colada que se había acercado al mar y que podría provocar el confinamiento de todo el municipio de Tazacorte ante la posible emisión de gases tóxicos al contacto con el agua del océano, el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó este jueves que ha recibido un aporte “mínimo” de lava en las últimas horas y que prácticamente está en la misma posición que hace casi una semana, a unos 120 o 130 metros de la costa.
DIÓXIDO DE AZUFRE EN EL CARIBE
Según las últimas mediciones del sistema europeo de satélites Copernicus, hechas en la medianoche del miércoles, la superficie arrasada es ya de 866,1 hectáreas y se han destruido 2.185 edificaciones y 62,6 kilómetros de carreteras. Ese mismo sistema está siguiendo la evolución de los grandes penachos de dióxido de azufre que expele el volcán. De acuerdo con sus datos, en un primer momento estos recorrieron principalmente el norte de África y los países del sur de Europa para alcanzar posteriormente el norte y el oeste de Europa.
Sin embargo, la dirección del viento cambió a principios de octubre y los penachos de SO2 recorrieron una distancia aproximada de 5.000 kilómetros hasta el Caribe, que registró episodios de bruma y mala calidad del aire en Puerto Rico y otras zonas entre el 8 y el 10 de octubre. Este jueves, la emisión de dióxido de azufre es de 2.710 toneladas diarias y la emisión difusa de dióxido de carbono se sitúa en 663 toneladas al día, con una tendencia descendente en los últimos ocho días.
La calidad del aire es razonablemente buena, señaló el Pevolca, aunque continúan las partículas en suspensión en los lugares más cercanos a la erupción, y se han registrado puntualmente valores altos al noroeste de la isla.
JR