Agencia EFE
Washington.- Los congresistas republicanos desbloquearon el avance de un polémico plan de recortes presupuestarios y rebajas fiscales impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de un fin de semana de negociaciones dentro del partido.
El plan, bautizado por Trump como “el gran y hermoso proyecto de ley”, había encontrado resistencia en un grupo de republicanos que el viernes votaron en su contra en el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, por considerar que aumentaría el déficit presupuestario.
Esto fue visto como una inusual muestra de rebeldía entre las filas del Partido Republicano -que controla ambas cámaras del Congreso- a las presiones de Trump.
Los legisladores llegaron anoche a un acuerdo para que el proyecto siga su trámite en el Congreso.
El plan busca extender las exenciones fiscales de Trump en su primer mandato e incluir nuevas rebajas, junto a limitaciones al programa de salud Medicaid, uno de los temas más polémicos en las negociaciones.
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Los congresistas han celebrado sesiones maratónicas para adelantar el proyecto y lograr su aprobación ante la Cámara Baja y el Senado previo al Día de los Caídos, el 26 de mayo, con la intención de que llegue al Despacho Oval de Trump antes del simbólico 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense.
El Comité de Reglas de la Cámara programó para la madrugada del miércoles una votación para abordar la regulación del megaproyecto, un paso esencial antes de su llegada al pleno.
El presidente ya había llamado a un respaldo unificado a su propuesta y tras conocerse su aprobación en el Comité de Presupuesto, envió sus felicitaciones a través de su plataforma Truth Social.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo en rueda de prensa que es “esencial” que todos los republicanos en el Congreso se unan para avanzar el “popular” megaproyecto, que incluye promesas de campaña de Trump como las exenciones a las propinas y las horas extras.
La propuesta también incluye recortes en los impuestos a los préstamos para adquirir automóviles fabricados en el país y los beneficios de la Seguridad Social, además de incrementar los beneficios fiscales a ancianos y familias con niños.
Esto dejaría un déficit en los ingresos del Gobierno que serían amortizados en parte por restricciones a Medicaid, que cubre a unos 71 millones de personas de bajos recursos, a pesar de que tanto el mandatario como el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, han insistido en que estos recortes están dirigidos a terminar la cobertura a “inmigrantes ilegales que se aprovechan” de estas ayudas.
Las limitaciones al Medicaid es uno de los puntos de desacuerdo entre el ala centrista y conservadora del Partido Republicano.
Los conservadores piden recortes más agresivos e inmediatos, mientras que los moderados están preocupados por las afectaciones que traerían a sus distritos.
El plan también incluye un polémico impuesto del 5% a las remesas enviadas fuera del país, que han provocado nuevas críticas de la presidenta Claudia Sheinbaum, que lo considera “una injusticia” y una acción “discriminatoria” que afectaría a los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
También busca recortar a programas de energía limpia impulsados por el expresidente Joe Biden (2021-2025) y subidas de impuestos a universidades, además de más fondos para el manejo de la frontera.
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