Juan Alberto Vázquez, corresponsal
Manhattan.- El juez Kevin Castell de la Corte Federal del distrito sur de Nueva York, impuso esta tarde sentencia de 45 años al exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández Alvarado.
Luego de un juicio de tres semanas, el pasado 8 de marzo un jurado ciudadano halló culpable a Hernández de tres cargos relacionados con narcotráfico y uso de armas.
Previo a la sentencia, el equipo que defendió al hondureño no parecía muy optimista. Ya desde el memorándum ingresado a la corte el pasado 21 de junio, pedían el “mínimo de 40 años” 10 por el cargo 1, Conspiración para Importar Cocaína, y 30 por el cargo 2, posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos.
Aceptan que, a sus 53 años, recibir una condena de 40 años es una cadena perpetua de facto.
El exmandatario buscó leer una declaración. pero el juez lo detuvo.
—No eres bienvenido para emitir una declaración el día de hoy—, aclaró Castell.
—Esta es mi única oportunidad, lo más probable es que esté en la cárcel de por vida—, rogó Juan Orlando.
—Podrá emitir declaración desde prisión—, recomendó el purpurado.
—Soy inocente—, atacó Hernández y sin importar que el juez tratara de impedir que hablara. —Se omitió información y como presidente del Congreso pedí reunirme con el Departamento de Estado de USA para decirles que estábamos preparados para la ley de extradición—.
En algún momento el juez se suavizó y permitió el monólogo.
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La defensa había aclarado que JOH sostenía su inocencia afirmando que fue condenado injustamente “basándose (el jurado) en la palabra de narcotraficantes y asesinos hondureños” a los que Hernández Alvarado combatió y los cuales buscaban vengarse de él. Anunciaron que impugnarán la condena “por todos los medios legales para que prevalezca la justicia”.
La fiscalía sostuvo este miércoles que Juan Orlando Hernández “tuvo un papel de liderazgo en la conspiración del narcotráfico y se asoció con Giovani Fuentes Ramírez: para recibir un soborno de 1 millón de dólares de parte de Joaquín Guzmán Lorea “El Chapo”.
El juez, por su parte, acusó a el exmandatario hondureño de obstrucción a la justicia al testificar falsamente que no conocía a Giovani Fuentes Ramírez ni a Arnulfo Valle, con quienes se tomó fotografías durante el Mundial de Futbol del 2010 en Sudáfrica.
“Quiero que sepas”, regresó Juan Orlando Hernández mirando al juez, “que Giovani Fuentes Ramírez dijo que no me conocía y en verdad no lo conozco”. Agregó que tampoco conocía a Arnulfo Valle, uno de los líderes de la Organización Criminal Valle Valle. Se quejó de que lo acusaran de recibir 25 millones de dólares cuando ni siquiera tiene 3 millones. “Esta es la justicia selectiva”, señaló y recordó como “El Ministro de Defensa mexicano (Salvador Cienfuegos) fue dejado en libertad por el Fiscal General Barr.
En una carta de 159 páginas ingresada igualmente el 21 de junio, Juan Orlando Hernández Alvarado señala que hubo una “conspiración” en su contra, pero también “sobre mi familia, el equipo de gobierno y a la soberanía de Honduras”. Señaló que “los delincuentes escuchan las noticias y luego venden historias a los fiscales”. Predijo que los detalles de su “injusta condena” saldrán a la luz “y dañará la alianza entre su país y Estados Unidos. Como hizo en el juicio, recordó que “la DEA y los presidentes Brack Obama, Donald Trump y Joe Biden, todos me elogiaron a mí y a mi trabajo”.
Finalmente, Hernández terminó su monólogo con una cita de Martin Luther King: “Una injusticia en cualquier lugar, es una injusticia en todos lados”.
Sin conmoverse con las palabras del acusado, los fiscales acusaron que en Honduras “los traficantes se convirtieron en políticos y los políticos en traficantes”. Dijeron que Hernández Alvarado convirtió a ese país “en un narcoestado y que él “quería dinero y poder a través de la cocaína por lo que se merece la cadena perpetua”.
Finalmente, el juez tuvo la última palabra. Señaló que JOH “tomó dinero para brindar protección”. Aceptó que 2014 “hubo algunas incautaciones” pero luego de que fuera incluido en la lista de la OFAC.
Dijo que se le permitió testificar a su favor (es un derecho) y que el jurado fue unánime en su veredicto.
Expresó que la sentencia en este caso “es un mensaje a los narcotraficantes elegantes”.
Luego simplemente emitió el castigo elegido.
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