Las familias mexicanas alteraron sus hábitos de consumo debido al confinamiento por la pandemia de COVID-19, pues incrementaron la compra de alimentos por el encierro, se llevaron más volumen por viaje y salieron menos veces de compras para cuidarse.
“Se trasladaron los consumos de fuera del hogar hacia adentro. El canasto de compra de los hogares creció cerca de 10% en volumen y 15% en valor en 2020. En general, los alimentos crecieron, con verduras, frutas, aceites, harinas porque se cocinó más en el hogar, pero también hubo más indulgencias. Al estar encerrada, la gente comenzó a darse más gustos”, dijo Fabián Ghirardelly, director de la división Worldpanel de Kantar México.
Por estar todo el día en la casa, en cualquier minuto todos se podían preparar algo y eso generó una alteración en las compras.
“No fueron consumos lineales. Por ejemplo, cayeron las leches saborizadas que se incluían en el lunch, porque como los niños no fueron físicamente a la escuela, a la hora de estar en el hogar lo reemplazaron por algo hecho en casa, pero las opciones son variadas. Pudieron sustituirlo por un guisado, o por otra cosa: las opciones son infinitas”, explicó.
Todos los cambios que se han visto en los hábitos de consumo están más relacionados con los efectos del confinamiento, destacó, “y en realidad no se observa un cambio significativo en los patrones de consumo que pudiéramos asociar claramente a la implementación de los sellos de advertencia de la NOM-051”.
De acuerdo con los análisis de la firma, se observa que hasta el momento no hay un patrón claro de afectación en las compras en categorías con y sin sellos.
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