Hoy se cumplen 476 años del fallecimiento de uno de los personajes más controvertidos de la historia de México y de España; un hombre que con sus acciones cambió el rumbo de lo que a la postre se convirtió en México.
Hernán Cortés de Monroy, Pizarro Altamirano, nació en 1485 en Medellín, Castilleja de la Cuesta, en la provincia de Sevilla. De muy joven, sus padres le enviaron a la Universidad de Salamanca a estudiar, sin embargo, Cortés pronto abandonó los estudios y trasladándose a Valladolid, en donde encontró trabajo de aprendiz de escribano.
En 1501, se embarcó hacia la isla La Española, en donde fue partícipe en las diversas campañas contra los indios y se estableció como encomendero y escribano en Azúa. En 1511, colaboró en la conquista de Cuba con Diego Velázquez de Cuéllar y se fijó en Baracoa como estanciero y como escribano, en donde se hizo de cierta fortuna. Se casó con Catalina Juárez, «la Marcaida».
Durante un corto período de tiempo fue alcalde de la segunda ciudad fundada por los españoles durante la tercera expedición a tierra firme, la cual financió parcialmente. Su enemistad con el gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, trajo como consecuencia que le fueran prohibidos los viajes al continente. Desde luego que Cortés ignoró la orden.
En 1521 Hernán Cortés llega a tierras mesoamericanas para emprender la conquista de este territorio, que estaba bajo el dominio de los mexicas que gobernaban todo desde su capital Tenochititlán.
Aliándose con los muchos pueblos sometidos por los mexicas y con la ayuda de la Malinche y sus arriesgadas estrategias logró la conquista de Tenochtitlán, derrocando al emperador Moctezuma haciéndose con todo el imperio mexica un año después de la muerte del monarca, poniéndolo bajo dominio de la Corona de Castillo y dando lugar a la creación del Virreinato de la Nueva España.
Cortés Murió un día como hoy, 2 de diciembre de 1547, en la casa de unos amigos suyos de Castilleja de la Cuesta, Sevilla.
Murió prácticamente solo, acusado de haber asesinado a su primera esposa, Catalina Suárez, y con el anhelo incumplido de regresar a América.
Su decadencia comenzó poco antes de regresar a Europa.
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