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México.- Los artesanos elaboraban joyas rituales y herramientas básicas, se hacían de estas piedras de ocho fuentes diferentes, incluyendo varias canteras
Así lo determinaron investigadores que se dieron a la tarea de revisar y valorar 788 artefactos, incluyendo armas, aretes, cráneos decorados y los ojos brillantes de esculturas de piedra, encontrados en o cerca del Templo Mayor.
Este es el estudio más grande jamás realizado sobre obsidiana de Tenochtitlan revela complejas redes comerciales y preferencias rituales, así fue publicado ayer en la Revista Science.
La obsidiana, un tipo de vidrio volcánico, era muy valorada por los mexicas por su filo y su aspecto oscuro y brillante. Afilaban sus filos para fabricar herramientas comunes de cocina y carpintería, pero también la incorporaban a armas y artefactos religiosos.
Utilizaron una técnica llamada fluorescencia de rayos X para medir elementos traza en el material, que actúan como huellas dactilares químicas para identificar la fuente geológica de los artículos.
El equipo descubrió que los mexicas (también llamados aztecas) obtenían obsidiana el 90% provenía de la Sierra de Pachuca, a unos 94 kilómetros al noreste de Tenochtitlan, una fuente apreciada por su distintiva obsidiana verde y dorada , informan los investigadores.
Los artesanos elaboraban dicha obsidiana en objetos rituales, como un cetro conocido como ehecatopilli asociado con el dios del viento Ehécatl-Quetzalcóatl. Sin embargo, eran menos exigentes con la obsidiana utilizada para herramientas no rituales, como cuchillas y lascas. Para estos, utilizaron una gama más amplia de tonos más oscuros, que probablemente obtuvieron en mercados locales después de ser traídos desde más allá de sus fronteras.
El equipo también detectó un cambio a lo largo del tiempo en la procedencia de la obsidiana por parte del imperio. Para estas herramientas más prosaicas, los mexicas dependían de la obsidiana de ciertos yacimientos en sus inicios. Sin embargo, tras consolidar su imperio alrededor del año 1430 d. C., comenzaron a obtenerla de nuevos yacimientos dispersos por su creciente territorio, algunos mucho más lejanos y vinculados a la cultura rival purépecha.
Este cambio refleja cómo la expansión política y económica de los mexicas transformó su acceso y control sobre recursos clave, afirman los investigadores.
JJ