Edimburgo.- El mayor estudio genético mundial sobre COVID, en el que han participado más de 57,000 personas, ha revelado más de 20 variantes genéticas que predisponen a sufrir la forma grave de la enfermedad, unos hallazgos que ayudarán a desarrollar nuevos tratamientos y a priorizar algunas terapias. Los resultados de la investigación se publican hoy en “Nature”.
La forma grave de COVID-19 provoca unos daños pulmonares mediados por el sistema inmunitario del paciente, pero mientras que unas personas mueren, otras no desarrollan ningún síntoma. La diferencia entre unos y otros está en unos factores genéticos que los científicos apenas empiezan a entender.
Para este estudio, investigadores del consorcio GenOMICC -una colaboración mundial para el estudio genético de enfermedades-, dirigido por la Universidad de Edimburgo en colaboración con Genomics England, secuenciaron los genomas de 7,491 pacientes de 224 unidades de cuidados intensivos del Reino Unido.
Después, los compararon con los de otras 48,400 personas que no habían padecido COVID-19, participantes en el proyecto 100,000 genomas de Genomics England, y con los de otras 1,630 personas que habían sufrido COVID leve.
Esto les permitió identificar 16 nuevas variaciones genéticas vinculadas a la forma grave de COVID, algunas de ellas relacionadas con la coagulación de la sangre, la respuesta inmunitaria y la intensidad de la inflamación. Además, confirmaron la implicación de otras siete formas genéticas que habían sido descubiertas en estudios anteriores.
El estudio también descubrió que variaciones en los genes que controlan los niveles de ‘factor 8’ (un componente central de la coagulación de la sangre) están asociadas a la forma crítica de COVID, lo que podría explicar algunas de las anomalías de coagulación que sufren los casos más graves de esta enfermedad.
FF