Agencia EFE
Naciones Unidas.- La economía mundial crecerá este 2025 un 2.8% de media, porcentaje similar al del año anterior, según el informe de proyecciones económicas globales presentado por el Departamento Económico y Social de la ONU.
Bajo este porcentaje global se esconden grandes diferencias, pues mientras que el PIB de Europa “se recupera modestamente” y pasará del 0.9% en 2024 a solo un 1.3% en 2025, Asia registrará cifras mucho mejores: el sur del continente crecerá un 5.7% en 2025 (liderado por India, con un notable 6.6%), mientras que el este asiático avanzará un 4.7%, impulsado por China (4.8%).
En cuanto a Estados Unidos, su crecimiento va a ralentizarse, de un 2.8% en 2024 a un 1.9% en 2025, debido principalmente a un menor gasto de consumo.
El informe destaca que la economía global ha mostrado cierta resiliencia ante las turbulencias, pero el crecimiento aún está claramente por debajo de los niveles prepandémicos (cuando alcanzaron una media de 3.2%) “limitado por una inversión débil, lento aumento en la producción y altos niveles de deuda”.
El panorama para 2025 puede verse favorecido por una inflación más baja y la flexibilidad monetaria actual, pero sus efectos pueden verse lastrados por factores de incertidumbre: conflictos geopolíticos, tensiones comerciales en aumento y elevados costes de la deuda para gran parte del mundo, factores todos ellos que pesarán en los países más pobres.
“Los países no deben despreciar estos peligros: en nuestra economía interconectada, las conmociones en un lado del mundo empujan los precios en otro. Cada país se ve afectado y debe ser parte de la solución”, dijo António Guterres en el prefacio del informe.
ONU ve un crecimiento moderado en Latinoamérica
La región de América Latina y el Caribe enfrenta el 2025 con un panorama económico moderadamente optimista, según el informe “Situación y Perspectivas Económicas Mundiales 2025” de las Naciones Unidas, que prevé que el crecimiento regional aumente de un 1.9% en 2024 a un 2.5% en 2025, un leve repunte que estará impulsado por una mejora en el consumo privado, políticas monetarias más relajadas y un crecimiento más robusto en las exportaciones.
Sin embargo, la región sigue enfrentando retos estructurales. La desaceleración del crecimiento del PIB per cápita durante la última década ha obstaculizado los avances en la reducción de la pobreza extrema y la desigualdad. Aunque la inflación está disminuyendo gradualmente, se mantiene alta en algunas economías clave, lo que representa un desafío continuo para los hogares más vulnerables.
El crecimiento del comercio internacional, particularmente en sectores como el agrícola y el de manufacturas, contribuirá al repunte de las economías latinoamericanas. En países exportadores de materias primas, como Brasil y Argentina, se espera que las mejoras en los precios de exportación impulsen los ingresos fiscales y la inversión en infraestructura.
El informe señala que el empleo en América Latina y el Caribe ha mostrado signos de recuperación, pero gran parte de esta se concentra en el sector informal. Las altas tasas de desempleo juvenil y la falta de trabajos de calidad continúan siendo problemas críticos. En países como México y Colombia, la informalidad laboral representa una barrera importante para mejorar las condiciones de vida de amplios segmentos de la población.
Por otro lado, Brasil muestra una situación más positiva, con tasas de desempleo en su nivel más bajo en una década. Este desempeño se atribuye a un aumento en el consumo interno y a reformas económicas que han incentivado la inversión privada.
Comercio al alza, pero amenazado por tentaciones proteccionistas
El comercio mundial crecerá en 2025 un 3.2% (ligeramente menos que el 3.4% de 2024), animado sobre todo por los productos elaborados en Asia, pero se ve amenazado por tensiones derivadas de “políticas proteccionistas”, que el informe no identifica pero se refieren claramente a las promesas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump de elevar aranceles.
También se prevé un alivio en las cifras de inflación, que repercutirá sobe todo en las economías domésticas: para 2025 se prevé un 3.4% de inflación global (frente al 4% del año anterior). Y en consecuencia, los bancos centrales bajarán probablemente sus tipos de interés.
Sin embargo, esas buenas noticias se notarán menos en los países en desarrollo, donde la inflación seguirá en máximos históricos, en muchos casos con porcentajes de dos dígitos. Estos países siguen sufriendo, además, elevadas cargas por el servicio de la deuda y con un alcance muy restringido a la financiación internacional, lo que los sitúa en un bucle difícil de salir.
Estos países, situados principalmente en África, se encuentran ante un panorama ominoso compuesto por alta inseguridad alimentaria, desastres climáticos, conflictos armados e inestabilidad económica, una combinación fatal que “puede arrastrar a millones a una mayor pobreza”.
Pero hay un elemento de oportunidad que se presenta ante estos países, y es la explotación de minerales raros (litio, cobalto y otros), altamente demandados en la nueva economía digital: pueden generar muchos empleos e incrementar los ingresos públicos, aunque no vienen exentos de riesgos como las prácticas laborales peligrosas y la rápida degradación ambiental.
En general, el informe llama a una decidida acción multilateral en un escenario cada vez más interconectado: “La flexibilidad monetaria por sí sola no bastará para revigorizar el crecimiento global ni resolver las desigualdades: los gobiernos deberán evitar las políticas fiscales abiertamente restrictivas y concentrase más bien en movilizar inversiones en energías limpias, infraestructuras y ámbitos sociales críticos como sanidad y educación”, recomienda.
FF