Redacción
México.- Lo que parecía ser una noche familiar y tranquila se convirtió en un escenario de pánico y tensión en la avenida Libramiento Dos, conocida como Pérez Escobosa, al norte de Mazatlán.
Durante los últimos minutos del domingo 29 de octubre, detonaciones de arma de fuego irrumpieron en medio de un local de alimentos, obligando a los comensales a resguardarse donde podían.
En una de las mesas, un padre abrazaba a su hijo que, con lágrimas en los ojos y voz temblorosa, suplicaba: “Papá, no quiero, tengo miedo, tengo miedo; ¿no me va a pasar nada, me lo juras?”.
Las balaceras dejaron como saldo una persona sin vida y un taxista herido por una bala perdida, es uno de los muchos momentos de miedo que han estremecido a los habitantes de Sinaloa en los últimos días.
Mazatlán, vivió en carne propia el impacto de un enfrentamiento armado que dejó tras de sí no solo víctimas físicas, sino también crisis de pánico en los ciudadanos.
Los restaurantes y comercios cercanos al sitio de la balacera se convirtieron en refugios improvisados para cientos de personas que disfrutaban una noche de esparcimiento.
Algunos padres, con sus hijos tomados de la mano, pidieron auxilio en un local de juegos; otros, en el primer comercio que aún no bajaba sus cortinas, buscaron refugio para protegerse del peligro en las calles.
SC/LP