Verónica Jiménez, corresponsal
México.- Migrantes centroamericanos que cruzan por territorio nacional, ven cada vez más complicado alcanzar la frontera norte, antes de que Donald Trump tome protesta por segunda vez como presidente de Los Estados Unidos de Norteamérica.
A su paso por Hidalgo, los indocumentados, que van quedando varados ante el recrudecimiento de las redadas por parte del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional, así como del Ejército Mexicano, ven como única opción quedarse en México, pues de ninguna manera piensan regresar a sus países de los que huyen por la extrema pobreza, la inseguridad y falta de empleos.
Es el caso de hondureños, nicaragüenses, ecuatorianos, venezolanos, algunos cubanos y haitianos.
En Atitalaquia, Hidalgo, La Casa El Buen Samaritano, que se ubica en la comunidad de Bojay atiende a las caravanas migratorias desde hace ya más de 30 años.
Ahora las mujeres que bondadosamente ofrecen alimentos, y un lugar para pernoctar a hombres, mujeres y niños, sufren al no saber que será de ellos una vez que llegue Trump y cumpla sus amenazas.
“Ya ha disminuido demasiado el flujo migratorio desde que comenzaron las amenazas de Trump. A ellos ya no los dejan avanzar, todo el tiempo está la Guardia Nacional, el Instituto Nacional de Migración y el Ejército tras ellos, los tratan con violencia y les quitan sus cosas”, lamenta Gabriela, una de las católicas que brindan ayuda a los migrantes.

Dice que los retenes inhiben la llegada de mujeres y niños, pero es un hecho que siguen pasando, quizás por vías más complicadas, incluso se van quedando en las ciudades y municipios de paso, como Pachuca, Tizayuca, San Agustín Tlaxiaca, Actopan, donde consiguen trabajo temporal para capitalizarse y luego seguir su camino hasta alcanzar la frontera norte, pero quienes llegan al albergue El Buen Samaritano, siempre encuentran cobijo.
Desde hace 7 meses, Abel Chapa y su familia salieron de Ecuador, y ante la llegada de Donald Trump, ve cada vez más difícil llegar a Estados Unidos, por lo que buscarán quedarse en México.
Este hombre quien fue policía en su país busca desesperadamente llegar a Monterrey para reencontrase con su esposa e hijo, ellos tuvieron que separase en México para poder librar las deportaciones y muchos otros riesgos.
Mario por ahora tiene la fortuna de estar en el albergue El Buen Samaritano, auspiciado por un grupo de religiosas católicas de la Congregación de Los Sagrados Corazones de Jesús y María y el voluntariado de las parroquias de la Diócesis de Tula.
Para el resto del grupo con quienes llego a bordo del tren, la meta es Estados Unidos, y harán hasta lo imposible para lograr el sueño americano.
Francisco es de Honduras, y desde los 90 es migrante, ya ha estado trabajando allá, pero fue deportado y ahora vive nuevamente este transitar que se ha tornado mucho muy complicado.
El como muchos otros migrantes, se están legalizando en México para luego irse a Canadá.
“Estoy esperando mi resolución como refugiado en México; me acogí al programa de AMLO de ‘quédate en México’, pero ahora se ve que se va a poner difícil porque ya están haciendo las redadas, anda el Ejército y la Guardia Nacional cooperando con el INM para deportarnos”, señala.
Dice que la frontera sur está caótica porque ya no hay espacios para la higiene, comida, abrigo y medicina, hace frío y se enferman, por eso decidió avanzar y el vienes por la tarde llegó a Hidalgo, pero caía un fuerte aguacero y terminó empapado.
“Al mal tiempo buena cara”, revira.
Reconoce que México es un país muy solidario y de gente buena.
“México no tiene nada que envidiarle a Estados Unidos, quizás solo el dólar…Pero en México también hay vida, hay gente generosa, México, no deja morir a nadie”, señala con la voz entrecortada.
Cansados, desesperados, con incertidumbre, los migrantes repiten una y otra vez que Estados Unidos no debería cerrar sus fronteras, y con las nuevas leyes de migración, solo los hacen jugar al gato y al ratón.
“Los migrantes somos la mano de obra, somos gente trabajadora y nos necesitan, nosotros no somos delincuentes, solo queremos una vida mejor”, señalan.
Iván un nicaraguense que está de paso por Hidalgo, ha sufrido todos los embates de la migración, pero su meta es llegar a trabajar a Estados Unidos, allá lo esperan sus familiares, para él cómo miles que viven este éxodo, no será opción regresar a su patria, pues con dolor ven como los países de Centroamérica se han convertido en lugares inhabitables por que han optado por la dictadura y por gobiernos que los han empobrecido y orillado a emigrar.
FF