EU.- Los procesos fisiológicos que subyacen a la interacción entre ejercicio y hambre aún no se conocen bien. Ahora, un equipo científico ha identificado en ratones una molécula en la sangre que se produce durante la práctica deportiva y que puede reducir eficazmente la ingesta de alimentos y la obesidad.
Investigadores del Baylor College of Medicine, la Facultad de Medicina de Stanford e instituciones colaboradoras informan este miércoles en la revista Nature del hallazgo de este metabolito.
“Se ha demostrado que el ejercicio regular ayuda a perder peso, regula el apetito y mejora el perfil metabólico, especialmente en personas con sobrepeso y obesidad”, afirma Yong Xu, coautor del estudio y profesor en Baylor.
“Si podemos entender el mecanismo por el que el ejercicio desencadena estos beneficios, entonces estaremos más cerca de ayudar a muchas personas a mejorar su salud”.
Jonathan Long, de Stanford, explica que el objetivo del equipo era entender cómo funciona el ejercicio a nivel molecular para poder captar algunos de sus beneficios; “por ejemplo, las personas mayores o frágiles que no pueden hacer suficiente ejercicio, podrían beneficiarse algún día de la toma de un medicamento que puede ayudar a frenar la osteoporosis, las enfermedades cardíacas u otras afecciones”.
Para llegar a sus conclusiones, los científicos llevaron a cabo un análisis exhaustivo de los compuestos del plasma sanguíneo de los ratones tras una carrera intensa en la cinta rodante.
La molécula más significativamente inducida fue un aminoácido modificado llamado Lac-Phe; esta se sintetiza a partir del lactato (un subproducto del ejercicio extenuante que es responsable de la sensación de quemazón en los músculos) y la fenilalanina (un aminoácido que es uno de los componentes básicos de las proteínas), explica una nota del Boulder.
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