En un secuencia memorable, historia viva del deporte y del olimpismo, Zinedine Zidane, Rafael Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis se pasaron la antorcha olímpica camino del pebetero de los Juegos de París.
Entre gritos de ‘Zizou’, ‘Zizou’, la leyenda del fútbol francés apareció en el estadio del Trocadero.
Sede del final de fiesta, y entregó el fuego sagrado del olimpismo a Nadal, que avanzó hacia el río Sena y tomó allí una barca. En ella le esperaban la tenista estadounidense Serena Williams, la gimnasta rumana Nadia Comaneci y el atleta norteamericano Carl Lewis.
La llama había llegado al Trocadero de la mano de un misterioso personaje encapuchado, al que desde el comienzo de la ceremonia se vio recorriendo París con la antorcha, por canales, calles, tejados y museos, a veces en directo, casi siempre en imágenes grabadas. El recorrido había empezado, también en vídeo, de la mano de Zidane.
Perec y Riner encieden el pebetero olímpico
La atleta Marie-José Perec y el judoca Teddy Riner encendieron el pebetero de los Juegos de París. Que se elevó en globo desde el jardín de las Tullerías, como colofón a una ceremonia inaugural excepcional, pese a la lluvia.
Céline Dion, reaparecida para la ocasión, cantaba de manera vibrante el Himno al Amor de Edith Piaf desde lo alto de la Torre Eiffel.
El pebetero es un anillo de siete metros, pendiente de un globo aerostático de 30 metros de diámetro situado en los jardines de las Tullerías.
Fue la última sorpresa de una secuencia memorable, historia viva del deporte y del olimpismo.
Zidane apareció en el estadio del Trocadero, avanzó con la antorcha por la pasarela entre gritos de ‘Zizou’, ‘Zizou’, y se aceró a un Nadal aparecido por arte de magia en el escenario ante el asombro de los asistentes.
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Cuando el barco llegó enfrente del Louvre, Amelie Mauresmo, plata olímpica en Atenas 2004, tomó la llama y corrió con ella hacia el museo. Allí se la pasó al exbaloncestista Tony Paker y juntos corrieron por la explanada emblemática en busca de tres deportistas paralímpicos, Nantenin Keita, Alexis Hanquinquant y Marie-Amélie Le Fur.
El grupo fue creciendo con nombres notables de la historia del deporte francés hasta que llegó a las manos de Perec y de Riner, dos triples campeones olímpicos.
Se acercaron al globo. El anillo de fuego prendió al instante. Desde la Torre Eiffel, Céline Dion inundó la noche de París con su voz.