París.- Los candidatos a la Presidencia francesa, el jefe de Estado saliente Emmanuel Macron y la líder de la ultraderecha Marine Le Pen, intentan mostrar un rostro más amable para ganarse el voto de los indecisos mientras que en los sondeos la distancia entre ellos se agranda progresivamente a favor de Macron.
En el campo de Le Pen, la lucha de esta campaña previa a la segunda vuelta del 24 de abril parece asentarse en su perfil antisistema, que podría atraer a más votantes del caladero de 7,7 millones de electores que se fueron al izquierdista Jean-Luc Mélenchon en la primera vuelta.
“Tenemos la posibilidad de salir de un sistema que se perpetúa desde hace 30 años. Es normal que el sistema trate de defenderse de la forma más brutal posible, con anatemas, difamaciones e injurias”, dijo Le Pen en un desplazamiento a un mercado de Pertuis, en la Provenza.
La candidata, a la que los últimos sondeos le dan entre el 45 y el 47 % de los votos, frente al 53 % y 55 % de Macron, fue recibida por opositores, que le gritaron “racista” y “pírata”, pero también por defensores en busca de una mejora del poder adquisitivo, una conservación del sistema actual de pensiones o, simplemente, un cambio en el Elíseo.
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