Ginebra.- Los civiles en las zonas de conflicto de todo el mundo son particularmente víctimas de la desigualdad en el acceso a las vacunas contra la covid-19, según un análisis del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que estima que en los países donde tiene operaciones importantes menos del 9% de la población ha recibido una dosis, frente a una media de 60% en el resto del mundo.
En Yemen, donde la guerra se encuentra en su sexto año, la tasa de vacunación con la primera dosis es de apenas el 2%, mientras que en Siria, que desde 2011 sufre un conflicto interno inacabado con influencias extranjeras, la vacunación ha llegado apenas al 5% de la población, dijo hoy el director de Operaciones para Oriente Medio, Fabrizzio Carboni.
Las zonas de conflicto escasamente cubiertas por la campaña global de vacunación contra la covid son además aquellas donde familias y comunidades enteras viven casi siempre con poco o ningún acceso a servicios básicos de salud. El CICR calcula que unos 100 millones de personas viven en áreas que están bajo control total o parcial de grupos armados irregulares, lo que provoca que queden fuera de los programas de vacunación organizados por los ministerios de Salud.
En ciertos casos, la organización logra facilitar la vacunación en zonas próximas a las líneas de combate a través de los contactos neutrales que mantiene con todas las partes beligerantes en los conflictos, además de aportar el transporte y la logística de la cadena de frío necesaria para la conservación de las vacunas.
En un balance de los conflictos en esa región, Carboni dijo que en ciertos contextos de conflictos se han abierto canales diplomáticos para tratar de buscar soluciones políticas, pero esas iniciativas no han cambiado en nada la grave situación que viven las poblaciones, que en casos como el de algunas regiones de Yemen se encuentran al borde de la hambruna.
La guerra que estalló en 2015 entre los rebeldes hutíes -que derrocaron al gobierno- y una coalición militar árabe formada por Arabia Saudí para apoyar a éste último agravó hasta extremos inimaginables la situación en un país que ya era uno de los más pobres del mundo y donde ahora el 80% de la gente necesita asistencia humanitaria.
De la situación en Siria, Carboni destacó la gravedad de la situación de los aproximadamente 60,000 residentes del campamento de Al-Hol, entre ellos mujeres e hijos (una parte de ellos europeos) de combatientes de la organización terrorista Estado Islámico, así como refugiados iraquíes y desplazados sirios. Según el CICR, la mayoría de los que viven en ese emplazamiento son menores de doce años y muchos han sido separados de sus familias que han sido trasladadas a otros campamentos.
Carboni insistió en que los Estados de los que mujeres y niños refugiados son ciudadanos deben repatriarlos, a lo que la mayoría de gobiernos implicados se han negado durante años.
FF