Ernesto Gloria, reportero
México.- La Alianza Nacional de Pequeños comerciantes, señaló que los incrementos que se han registrado en los últimos meses, han hecho prohibitivo tener una dieta saludable, en un análisis de precios de frutas y verduras, el organismo encabezado por Cuauhtémoc Rivera, ha recogido incrementos que incluso superan el 200 por ciento.
“Los incrementos van de 233% como es el caso de las calabacitas, 150% de incremento en la cebolla y 79% de la milanesa de res y la pechuga de pollo la inflación prohibitiva es lo que respecta a una sana alimentación urge políticas y programas públicos que ofrezcan calidad de vida a las familias mexicanas. La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes ANPEC, realizó un estudio mercado que detectó un alza de precios en frutas, verduras, granos y proteínas”.
El organismo señaló que también ha detectado elevados precios como el del tomate saladet subió 116.10%, encontrando en Hermosillo un precio de hasta $75.00 el kg; por su parte la piña se encareció 77.97% y en Tampico se encuentra hasta en $75.00 el kg; las lentejas en promedio aumentaron 59.74% y las papas 51.38%, localizándose el mayor costo de ambos alimentos en la ciudad de Colima de entre 45 a 47 pesos.
Por su parte, las proteínas han incrementado su precio a lo largo del actual mandato de manera importante entre ellos el atún en agua; el filete de tilapia; así como las milanesas de res, cerdo y pollo, según el organismo esto ha provocado una obligada caída de consumo de aproximadamente 25%, pues a los consumidores no les alcanza para comprarlos.
“La inflación va todo galope en la economía mexicana, haciéndose sentir en esta cuesta de enero, especialmente los productos alimenticios esenciales que todo hogar requiere para consumir y llevar una adecuada nutrición. El estudio demuestra que no es que la gente no quiera comer sano, sino su limitado poder de compra es quien lo impide y el alto costo de los precios de los productos alimenticios”.
Señaló que la inflación se convierte en un impuesto que castiga a la población más vulnerable, ya que son los que mayor parte de sus ingresos destina a la compra de alimentos, afirmó que es tan nocivo este flagelo que incluso afecta el estado de ánimo de la población y su capacidad productiva.
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