AGENCIAS.- El viernes anterior al equinoccio del marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, con la finalidad de sensibilizar a la población acerca de la importancia de dormir bien, y a la vez evidenciar las causas y síntomas de la falta de sueño, un problema que si no es tratado a tiempo puede ocasionar serios problemas de salud.
Disfrutar de un descanso de calidad es primordial para la salud, tanto física como mental.
De acuerdo con los últimos estudios realizados sobre el sueño, se llegó a la conclusión de que nuestra calidad de vida mejoraría notablemente si dedicáramos el tiempo suficiente a tener un sueño de calidad.
Sin embargo, en el mundo agitado de hoy, la mayoría de las personas no logran descansar la cantidad de horas que se requieren para tener un sueño reparador. Se estima que una persona adulta requiere entre 7 y 8 horas de sueño, para restaurar las funciones del organismo.
La falta de sueño trae como consecuencia daños irreparables a la salud y la calidad de vida de las personas, afectando a un alto porcentaje de la población a nivel mundial.
Estos son los principales trastornos del sueño:
- Apnea del Sueño: patrones anormales en la respiración durante la etapa de sueño, interrumpiendo el sueño profundo.
- Insomnio: dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
- Narcolepsia: somnolencia extrema o trastorno crónico del sueño durante el día.
- Síndrome de las piernas inquietas o enfermedad de Willis-Ekbom: impulso de movilizar las piernas al tratar de dormir, así como sensaciones de hormigueo, ardor y comezón.
Si no podemos disfrutar de un sueño de calidad, lo más probable es que nuestro cuerpo comience a experimentar una serie de cambios y alteraciones, como, por ejemplo, trastornos en el sistema nervioso, endocrino e inmunológico, que conllevarán a otras complicaciones más graves y que están asociadas a las denominadas enfermedades degenerativas.
Las personas deben tomar conciencia acerca de la importancia del sueño en la salud física y mental. Algunos de los efectos y consecuencias son las siguientes:
- Cambios de humor.
- Incremento de los niveles de azúcar (diabetes).
- Aumento de la presión arterial e inflamación, que pueden generar enfermedades del corazón.
- Obesidad.
- Debilidad del sistema inmunitario.
- Ansiedad.
- Depresión.
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