Dos goles de Merih Demiral, uno en el minuto 1 y otro en el 50, ambos en sendos córneres lanzados por Arda Güler, dieron a Turquía la victoria por 2-1 contra Austria y la clasificación para los cuartos de final de la Eurocopa 2024, en los que se enfrentará este sábado a Países Bajos en Berlín.
La exquisita zurda de Arda Güler, su conexión con Merih Demiral y un paradón impresionante de Günok en el tiempo añadido, bastaron a Turquía para desactivar a la filosofal y metódica Austria, derrotada 1-2 a balón parado, con dos córneres envenenados lanzados por el jugador del Real Madrid rematados por su compañero y que sirvieron para citar al combinado de Vincenzo Montella para citarse con los Países Bajos en los cuartos de final de la Eurocopa.
No necesitó mucho más Turquía. Esa fue casi toda su propuesta para superar a un equipo que parecía destinado a hacer algo importante en el torneo. O por lo menos así lo anunció su técnico, Ralf Rangnick, que apostó en la víspera por alcanzar la final e incluso ganarla. No le faltaban argumentos, sus jugadores funcionan habitualmente como un reloj. Sin embargo, no contaban con Güler, un desatascador con su golpeo.
El tanto de Turquía fue un mazazo par Austria, acostumbrada a jugar con unos automatismos dignos de un club y no de una selección.
Turquía sueña con la Euro
Y a los hombres de Vincenzo Montella les cayó un regalo del cielo con el tanto de Demiral. Se encerraron atrás e hicieron suyo ese ‘gegenpressen’. En cuanto agarraban la pelota, transicionaban como diablos hacia delante, con Arda Güler muy inspirado para romper líneas con un solo toque y con Yildiz eléctrico en el desborde por la banda derecha. Aunque en la primera parte apenas volvieron a intentarlo con otro cabezazo de Demiral (también a la salida de un córner) y con un lanzamiento desde el centro del campo de Güler, desactivaron a su rival muy bien organizados en defensa.
Eso fue todo. Durante un cuarto de hora, sí que merodeó al toque pero sin imaginación al final por la zona turca, pero no consiguió nada. Aquel 6-1 incontestable con el que Austria ridiculizó a Turquía en un amistoso del mes de marzo, estaba lejos de repetirse.
Rangnick reaccionó con cambios inmediatos tras el paso por vestuarios. Por el lateral izquierdo apareció Prass, que sentó al jugador más errático de Austria en la primera parte y sorpresa en la alineación: Mwene. También quitó del terreno de juego a Schmid y dio entrada en el centro del campo a Gregoritch, un hombre más profundo. Y se puso a rezar para que aparecieran de una vez Laimer, Baumgartner y, sobre todo Sabitzer, desaparecido por completo.
Países Bajos sin problema ante Rumania
Casi todo el estadio, con mayoría turca y además mucho más ruidosa, pensó que aquel era el final para Austria. Pero nada más lejos de la realidad, porque cinco minutos después, y otra vez a través de un córner, reaccionó por medio de Gregoritsch.
Sabitzer lanzó la pelota, Posch prolongó en el primer palo y Gregoritsch, de cabeza, remató la faena para volver a la casilla de salida: Turquía atrás, encerrada y Austria preparada para el asedio final, que no funcionó porque Günok hizo el paradón de la Eurocopa en el tiempo añadido. Su mano, a un cabezazo de Baumgartner, fue la mano de todo un estadio que saltó al terreno de juego para abrazar a su portero con el pitido final.