03/03/22.- Saratov, ciudad situada a más de 800 kilómetros al suroeste de Moscú, es el lugar donde nació el 24 de octubre de 1966 Roman Abramovich, uno de los empresarios rusos más prominentes y que hoy ante la propiedad del club inglés de futbol Chelsea y la invasión bélica a Ucrania por Vladimir Putin, presidente de su país y amigo íntimo, se encuentra en boca del mundo.
Abramovich sufrió condiciones complejas de las que era difícil imaginar lo llevarían a una vida prospera y glamorosa. A los 18 meses de nacido falleció su madre a la que recuerda meramente por fotografías y su padre murió en la construcción de un edificio cuando Roman apenas tenía 4 años, así que la vida lo llevo a ser criado y educado por un par de tías además del cambio constante de orfanatos.
Todo ello le hizo ser un joven de mucho carácter y una vida cargada de ilusiones que gracias a su empeño e inteligencia los fue capitalizando desde su incursión en el Instituto Industrial poco antes de ser reclutado al ejército de la Unión Soviética. La vida le abre la esperanza cuando recibió una correspondencia de la ley estatal de Moscú. Sobre el cierre de los años 80, el presidente soviético Mijail Gorbachov autorizó la propiedad individual de empresas en su país y es cinco años Abramovich ya había creado el mismo número en la industria petrolera. Junto a otro ruso, se hizo socio propietario de una petrolera de nombre Sineft que años después fue vendida a Gazprom, del gobierno ruso, lo mejor que le pudo haber pasado para su despegue. Y de ahí comenzó su multimillonaria incursión ahora en la empresa del aluminio. su etapa de mayor crecimiento como empresario fue con Boris Yeltsin en el poder.
Siendo un gran fanático del futbol, Abramovich compró al equipo Chelsea en junio de 2003, desde entonces comenzó un plan para hacer de este equipo una marca mundial. Tiene nacionalidad rusa, israelí y portuguesa. Es un ultra defensor de las causas judías, propietario de varias empresas, casas, edificios y arte.
Cuando compró al Chelsea invirtió 200 millones de euros. El conflicto bélico y la presión del gobierno inglés le han obligado a vender sus propiedades entre otros el club Chelsea al que le pone precio de más de 3000 millones de euros, que asegura él mismo se irán directo para el apoyo de la gente que sufre la guerra en Ucrania y la reconstrucción en cuento termine la pesadilla.
Fernando Espinosa Galindo