Pocos días después de perder el Balón de Oro en favor de Lionel Messi, Robert Lewandowski sacó a relucir sus galones para dirigir al Bayern Múnich hacia la victoria frente al Dortmund (2-3), que sufrió el acierto del delantero polaco, autor de un doblete decisivo.
A Lewandowski no le afectan sus reveses individuales. Siempre marca. Da igual lo que ocurra fuera del césped. Se le caen los goles de los bolsillos. Aunque esta semana se dio un “tortazo” tras quedar segundo en el Balón de Oro, días después de lo que para muchos fue una injusticia, dejó para su currículum otros dos tantos decisivos con los que mantiene una racha impresionante.
Y es que, el clásico de Alemania, el número 132 de la historia, invitaba a sentarse delante del televisor para ver a dos animales del área heridos. Uno, Lewandowski, con ganas de demostrar que merecía el Balón de Oro. El otro, Erling Haaland, con hambre de minutos tras reaparecer frente al Wolfsburgo la pasada jornada después de superar una lesión en su cadera.