Francia eliminó a Argentina por un apretado 1-0 para pasar a semifinales del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de París, en un agónico duelo disputado este viernes en Burdeos en el que el esfuerzo albiceleste no logró transformar sus ocasiones en gol.
El temprano gol de Mateta en el minuto 5 terminó siendo decisivo, sin que la insistencia argentina, con un buen puñado de ocasiones en ambos tiempos, lograra igualar el duelo.
Francia salió intensa, con presión alta, y logró su premio muy pronto, cuando Mateta remató cruzado en el primer palo un saque de esquina, sin que Gero Rulli pudiera hacer valer su estirada.
Francia se tomó enserio el partido
Francia apostó por vertiginosos contraataques gracias a la velocidad de su tripleta atacante, que puso en serios apuros a la defensa albiceleste en varias ocasiones.
La primera ocasión clara para Argentina fue un remate de Ezequiel Fernández desde fuera del área que Restes envió a córner con una buena estirada. El saque de esquina fue rematado de cabeza por Otamendi a las manos del meta francés.
Léon Marchand conquista su cuarto oro
El primer tiempo se consumió con ese dominio argentino al que Francia opuso rápidas contras. La posesión del balón fue para los albicelestas, con un 60 %.
La segunda parte comenzó como había terminado la primera. La presión argentina fue insistente mientras Francia lo fiaba todo a sus rápidas contras.
Ya en el minuto 76 y apremiado por el tiempo, Mascherano retiró a su lateral izquierdo (Soler) para incorporar a otro atacante, Luciano Gondou.
Pero la defensa francesa se mantuvo firme, encabezada por sus dos experimentados centrales, el sevilista Loïc Badé y Castello Lukeba (Leipzig).
Entre cambios, lesiones y la larga consulta con el VAR hicieron que el descuento llegara a diez minutos agónicos para ambas partes.
Restes rechazó un remate de Beltrán y después tres disparos argentinos se fueron altos, cuando sus autores estaban en buena posición para marcar.
Tras la última ocasión de Gondou, Mascherano se desesperaba, de rodillas y con las manos en la cara.
Argentina, que tenía sobre el campo cuatro campeones del mundo en Catar (Otamendi, Álvarez, Almada y Rulli, aunque solo los dos primeros jugaron con regularidad entonces), no logró que su superior técnica y ese plus de competividad que siempre aportan sus selecciones marcaran la diferencia.
La enorme tensión se reflejó en una tángana entre jugadores y miembros de los equipos técnicos de ambas selecciones tras el pitido final, aunque aparentemente sin acciones graves.