Roma.- El Imperio Romano dejó como legado al mundo occidental, entre muchas cosas, los principios del sistema jurídico que se practica en decenas de países, la raíz de lenguas como el español, el francés o el italiano, e incluso la lógica con que operan los cuerpos de bomberos que trabajan en las ciudades. Pero tal vez haya un elemento de ese legado que no es tan conocido: la celebración de la Navidad.
En una de las principales celebraciones del cristianismo, marcada hoy en día por árboles luminosos, Santa Claus, pesebres y reuniones familiares, resulta difícil ver algún vestigio de la cultura romana.
Principalmente porque, durante más de cinco siglos, el Imperio Romano fue un pueblo creyente en múltiples deidades.
Pero que la Navidad se celebre en diciembre y sea una ocasión para reunirse con la familia tiene mucho que ver con la influencia romana.
La respuesta a esa pregunta se relaciona con una celebración romana particular: las saturnales, el rito con el que en el Imperio romano se le daba la bienvenida al invierno.
“La elección del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús no tiene nada que ver con la Biblia, sino que fue una elección bastante consciente y explícita de usar el solsticio de invierno para simbolizar el papel de Cristo como la luz del mundo”, explicó Diarmaid MacCulloch, profesor de historia de la Iglesia de la Universidad de Oxford.
“Las costumbres de fiesta y desgobierno de las saturnales en la misma época del año migraron naturalmente a la práctica cristiana, ya que en el siglo IV el cristianismo se estaba volviendo más prominente en la sociedad romana. Iban a aceptarse mejor las nuevas creencias si no chocaban con sus antiguas costumbres no cristianas“, agregó.
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