Madrid.- El 2022 invita al hedonismo, al capricho, a mostrar piel por doquier, de ahí que regresen las transparencia, las minifaldas, el corsé, los escotes o el brillo, tendencias divertidas y opulentas que se equilibra con diseños artesanales y bucólicos que abrazan el estilo de vida rural.
La intención de la moda este nuevo año es aportar una dosis de belleza, alegría y diversión, pero también seducción echando mano del juego de mostrar y no enseñar. Solo exhibir piel, insinuar y potenciar el sexy.
Y así, el cuerpo vuelve a exponerse, un capricho estético que llega con la rebeldía de los pantalones de tiro bajo, la travesura de las minifaldas diminutas, el descaro de los tops cortos, la provocación de las prendas de talle caído o la sutileza de las transparencias, aberturas y escotes.
En la década de los sesenta, años de optimismo, libertad y agitación social, la minifalda trajo aires de modernidad y libertad, la mujer sentía la necesidad de liberarse de ataduras, una idea que este nuevo año regresa con la intención de disfrutar al máximo y recuperar el tiempo perdido.
Y bajo esa premisa, diseñadores como Juan Avellaneda proponen prendas aptos para hombres y mujeres como esmóquines ajustados sin complejos, con flores o repletos de lentejuelas, una imagen poco conservadora que invita al disfrute.
Terciopelo, lamé y lentejuelas, “brillo, brillo y brillo”, adelanta en una charla Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, directores creativos de la firma Alvarno, quienes proponen para el 2022 “una costura emocional, respetuosa y con sentido”.
JV