Este viernes se rindió un homenaje a un icónico personaje inmortal, sombrío y espeluznante, que se convierte en vampiro, y que ha inspirado innumerables películas, obras teatrales y obras de literatura.
Drácula es un personaje que es el protagonista de la novela homónima del escritor irlandés Bram Stoker, que fue publicada justo un 26 de mayo pero de 1897. La novela de Stoker lo convirtió en el vampiro más famoso y temible de las historias de ficción.
En su novela Bram Stoker incorpora elementos de antiguas leyendas y tradiciones orales en una historia gótica fascinante, que hábilmente, traslada al vampiro a finales del siglo diecinueve, una época caracterizada por el progreso científico y técnico, en donde evoca el mal misterioso, sobrenatural e inexplicable.
La historia de Drácula está inspirada en Vlad Tepes, un hombre que nació en 1431, en Transilvania, en la actual Rumania, y que fue príncipe de Valaquia, un estado vasallo del imperio otomano y que pasó a la historia por su característico sadismo a la hora de castigar a sus adversarios, siendo el empalamiento su método favorito. Se estima que hubo más de 100.000 víctimas empaladas en los bosques rumanos. De ahí surgió su sobrenombre, Vlad “El Empalador”.
Vlad Tepes murió combatiendo al ejército otomano en 1477 pero su recuerdo sigue muy latente.
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