Roma.- A sus 86 años, Raniero Mancinelli ha vestido a los últimos tres papas y prepara ya el traje del próximo pontífice en una sastrería única en el mundo.
En tres tamaños diferentes, Mancinelli corta y cose a mano el próximo traje papal.
“Estoy preparando tres tallas diferentes de modo que puedan servir para cualquier cuerpo, sea quien sea el próximo papa”.

Mancinelli, el sastre de los Papas
Desde Juan Pablo II, pasando por Benedicto XVI, hasta llegar al papa Francisco, Mancinelli puede presumir de haber vestido a los últimos pontífices de la Santa Sede.
Por su taller, situado a escasos 300 metros de los muros vaticanos, pasan todo tipo de religiosos y eclesiásticos.
Y es que la preparación para el cónclave, que comienza el próximo 7 de mayo y en el que participarán 133 cardenales, mantiene la tienda llena de purpurados deseosos de poner a punto sus casullas y sotanas, además de estrenar otras nuevas.
“Muchas peticiones, no sabría decir cuánto ha aumentado, pero mucho movimiento de sacerdotes y cardenales, incluso de peregrinos que quieren algún recuerdo”.
Negocio familiar
El negocio familiar vive un ritmo frenético estos días. Toda una generación de Mancinelli, con el abuelo, su hija y su nieto, atiende sin descanso a los múltiples religiosos.
Además de los peregrinos que acuden en busca de un rosario, una cruz o algún accesorio litúrgico para llevarse consigo de su visita a Roma, que este año espera hasta 30 millones de personas por el Jubileo de la Esperanza, el gran evento católico que se celebra cada 25 años
Con la cinta métrica colgada del cuello, y un par de agujas en el bolsillo de la camisa, Raniero Mancinelli se mueve con pasión, lleno de vivacidad y energía: mide, corta, prueba telas en los clientes y todo a una velocidad asombrosa y con especial mimo y detalle.
Aunque ya prepara la indumentaria para el próximo papa, no se olvida de Francisco: “Era muy sencillo, se contentaba con facilidad porque no quería cosas muy refinadas”.
“Modesto y muy alegre. Las pocas veces que le he visto he tenido una grandísima relación con él. Conmigo era jovial y sonriente y tenía mucho gusto”, concluye el modisto.
EFE
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